En toda Galilea el comentario era el mismo. Jesús de Nazaret había dejado el oficio de carpintero, heredado de su padre, y ahora iba de aldea en aldea proclamando el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Aquel día se encontraba en Cafarnaúm. Un grupo de personas se había congregado a su alrededor, sorprendidos por la autoridad con la que enseñaba aquel que se suponía que solo sabía de maderas y herramientas. «Parece —decía uno— que supiera la Escritura de memoria, como si la tuviera dentro de él».
Jesús insistía en la necesidad de convertirse: «Así como los ninivitas se convirtieron al oír la predicación de Jonás, haciendo ayuno y vistiéndose de sayal, así también hoy es tiempo de conversión.
» Prestad atención a lo que pedimos a Dios al rezar el salmo: «Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador«. A Él acudimos para que nos muestre el camino que debemos seguir; la conversión no es otra cosa que abandonar el camino de la propia opinión, para seguir el camino señalado por Dios.
» Y observad que el mismo salmo nos indica el secreto de la conversión: la misericordia de Dios y la humildad del hombre. Porque dice: «Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor«. Y después: «El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes«».
Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión, perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe, iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia
San Juan Pablo II
Texto del Evangelio
Marcos 1, 14-20 (leer).
Lecturas del III Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)
Primera lectura: Jonás 3, 1-5. 10 (leer).
Salmo 25 (24), 4-9 (leer).
Segunda lectura: 1 Corintios 7, 29-31 (leer).
Otras citas bíblicas para meditar
Juan 8, 12 (leer).
2 Crónicas 7, 14 (leer).
Joel 2, 12-13 (leer).
Preguntas para orar
1. ¿Pongo el fundamento de mi confianza en la misericordia de Dios o en mis propias fuerzas?
2. ¿Me conformo con la vida que llevo? ¿Me doy cuenta de que necesito una continua conversión?
3. ¿Reconozco con humildad mis errores y pecados? ¿Pido perdón en la confesión?
Señor instruyeme para seguir tus sendas y solo hacer tu voluntad.
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