Una de las actitudes que pone en evidencia nuestra soberbia es la rapidez para hablar y la dificultad para escuchar; o, dando un paso más, la prontitud para enseñar y la resistencia a dejarse corregir. ¡Con qué facilidad nos percatamos de los defectos de los demás y, en cambio, hacemos la vista gorda ante los nuestros!
Cada árbol se conoce por su fruto
