El joven Juan, que estaba junto a la Virgen María, escuchó las palabras de Jesús crucificado: «He ahí a tu Madre». Nos dice el Evangelio que desde ese momento el discípulo la recibió en su casa (Juan 19, 27).
Los Iuvenes adorantes, identificándonos con san Juan, también queremos recibir a María como nuestra Madre. Por eso nos consagramos a Ella, para que esta experiencia se desarrolle bajo sus ojos maternales y sea ella la que conduzca a cada uno de los iuvenes a un encuentro profundo de amor con Jesús Eucaristía.
Estas han sido nuestras consagraciones:
Consagración a la Virgen de Chiquinquirá
Rezar oración de consagración – 9 de julio de 2019