Andrés corre emocionado. Unas cuantas horas le han bastado para convencerse de que aquel hombre, Jesús de Nazaret, es el Mesías. De repente, alguien se le atraviesa en el camino y Andrés no consigue frenar… caen los dos. Por suerte, es su hermano. Sin gastar tiempo en disculpas, Andrés exclama: «¡Simón, hemos encontrado al Mesías!».

Vocación de Pedro y Andrés, Duccio di Buoninsegna, 1311 (National Gallery of Art, Washington)

Simón lo mira con desconfianza, mientras se pone de pie. Andrés, de un salto, hace lo mismo y lo intenta convencer: «Sí. Escucha. Ayer por la tarde, hacia las cuatro, estábamos Juan y yo con el Bautista. Al pasar Jesús, hijo de José, de Nazaret, el Bautista lo señaló y dijo: «Este es el Cordero de Dios». Movidos por la curiosidad, comenzamos a seguirlo.

» Al notar que lo seguíamos, nos preguntó: «¿Qué buscáis?». Aprovechamos entonces para preguntarle dónde vivía. Jesús nos dijo: «Venid y lo veréis«. Lo acompañamos y estuvimos mucho tiempo con Él. Estoy seguro de que si tú oyeras lo que enseña, también te convencerías de que es el Mesías».

Simón alza la ceja y se cruza de brazos. Ignorando el relato de su hermano, le ordena: «Anda, prepara las redes, que esta noche tenemos que pescar. Yo te ayudo». Andrés lo reta: «Vamos ahora donde Jesús». Simón suspira: «Está bien. Pero al venir, no te ayudaré».

Al llegar donde Jesús, Simón lo mira a los ojos. No sabe explicarlo, pero nota que algo le sucede en su interior… Siente que la mirada de Jesús entra hasta los rincones más recónditos de su alma y que no hay secreto posible. Sin haberse presentado, Simón oye de labios de Jesús: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Pedro».

Inmensamente bienaventurado es aquel que percibe en silencio el susurro divino y repite con frecuencia aquello de Samuel: “Habla Señor, que tu siervo escucha”.

San Bernardo

Texto del Evangelio

Juan 1, 35-42 (leer).

Lecturas de la Misa del II Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

Primera lectura: 1 Samuel 3, 3-10. 19 (leer).

Salmo 40 (39), 2. 4. 7-10 (leer).

Segunda lectura: 1 Corintios 6, 13-15. 17-20 (leer).

Otras citas bíblicas para meditar

Vocación de David: 1 Samuel 16, 1-13 (leer).

Vocación de Jeremías: Jeremías 1, 4-10 (leer).

Vocación de San Pablo: Hechos de los Apóstoles 9, 1-18 (leer).

Preguntas para orar

1. ¿He tenido un encuentro definitivo con Jesucristo que marca la orientación de mi vida?

2. ¿Es mi amor por Jesús tan grande que no me canso de anunciarlo a los demás?

3. ¿Me dejo ayudar por otros para descubrir el verdadero sentido de mi existencia?

Un comentario en “Un encuentro definitivo

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