Simón había pasado toda la noche en el mar y no había conseguido pescar absolutamente nada. Estaba ya en la orilla, junto con su hermano Andrés, lavando las redes. Lo mismo hacían sus colegas Santiago y Juan. De repente, vieron cómo se acercaba una muchedumbre que seguía a Jesús de Nazaret. La gente casi lo aplastaba.
Jesús le pidió a Simón: «Déjame subir a tu barca y apártala un poco de tierra. Así podré hablarles sin que me empujen». El pescador, cansado, lo dudó un instante, pero accedió. Jesús comenzó entonces a predicar la Palabra de Dios a la multitud. Simón lo escuchaba admirado.
¡No temas! Rema mar adentro
Al acabar, Jesús otra vez se dirigió a Simón: «Remen mar adentro y echen las redes para pescar». Andrés y Simón se miraban: «¿Qué sabrá este de pesca?». Simón, sin embargo, había quedado impresionado por las palabras y enseñanzas de Jesús. Por eso, le respondió: «Maestro, hemos pasado toda la noche bregando y no hemos pescado nada, pero por tu palabra echaré las redes». Tras obedecer, Simón no se lo podía creer: había tantos peces en su red que ni él ni su hermano juntos podían meterlos en la barca. Llamaron a sus socios, Santiago y Juan, para que los ayudaran: ¡casi se hunden!
Jesús contemplaba todo en silencio. Simón, al ver lo sucedido, se arrojó a sus pies y exclamó: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Él, su hermano, sus socios: todos estaban asombrados. Jesús dijo a Simón: «Tranquilo, no temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Ellos dejaron las redes, las barcas —todo— y lo siguieron.
Jesús te llama: quiere que seas pescador de almas
Simón, Andrés, Santiago, Juan… ¡Tú! Muchos hombres y mujeres, a lo largo de la historia, han tenido un encuentro personal con Jesucristo y, fruto de ese encuentro, han decidido dejarlo todo para seguirlo. Como Simón, sienten que no son dignos del Señor —¡apártate de mí, que soy un pecador!—, pero Jesús los tranquiliza —¡no temas!— y les da su gracia para cumplir la misión que Él les encomienda —desde ahora serás pescador de hombres.
Jesús también te llama a ti. Quiere que pesques almas para su Reino: que las saques del mar del pecado y del mal. No temas: rema mar adentro y déjate sorprender por Dios, porque —por su Palabra— tu pesca será abundante.
Texto bíblico Base
Lucas 5, 1-11
Textos bíblicos de apoyo
Antiguo Testamento
1 Samuel 3, 1-21
Isaías 6, 5-8
Jeremías 1, 4-10
Nuevo Testamento
Lucas 1, 26-38
Juan 21, 15-19
1 Corintios 15, 9-10
Preguntas para meditar, reflexionar y orar
- ¿Confío en la Palabra de Dios? ¿Me dejo sorprender por Jesús?
- ¿Soy consciente de que Jesús me llama para ser pescador de almas?
- ¿Oro por mi vocación? ¿Le pido a Dios su gracia para responder a su llamado?
Iuvenes adorantes 
Mas que responder las 3 preguntas, creo que es importante saber… ¿ qué es lo qhe realmente no nos deja remar mar adentro?, ¿qué es lo que no me deja cumplir con la pesca de almas que me encomienda el señor?.
A menudo solemos decir o excusarnos en que «somos humanos» y por eso pegamos, pero nosotros también somos hijos de Dios y podemos vencer al pecado diciendo xon voz fuerte ES QUE SOY HIJO DE DIOS. 😇🤗
Nosotros muy pocos nos dejamos sorprender por nuestro señor Jesús, por dejarnos llevar por los afanes del mundo, pero aún así, sigo tratando de confiar día a día en su palabra.
Yo siempre he sido consciente de que el señor me llama a ser pescadora de almas y trato de hacerlo desde hace mucho, principalmente con mi familia y con los que me rodean.
Para finalizar, me gustaría compartir que yo si oro por mi vocación y por la vocación de las personas que amo y quiero y aún le sigo pidiendo su gracia para poderle cumplir a su llamado y para que los que amo también sigan respondiendo.
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Me alegra mucho esta iniciativa de jóvenes orante delante de Jesús Eucaristía.
Son duda alguno a los pies del Santísimo
Encontramos fuerzas para luchar continuamente.
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