Los cinco pilares de Iuvenes adorantes representan su esencia. Eucaristía, Palabra de Dios, silencio, comunidad y caridad: estos son los cinco grandes tesoros que Iuvenes adorantes quiere custodiar. Y no solo eso: también desea compartirlos con todos los jóvenes.

1. Eucaristía

Jesús Eucaristía es el más importante en Iuvenes adorantes. Los jóvenes nos reunimos en torno a Él, ya sea en el Sagrario, ya sea expuesto en la Custodia. Es verdad que en cualquier lugar se puede rezar y tener un encuentro personal con Dios. En Iuvenes adorantes, sin embargo, queremos hacer énfasis en la presencia real del Señor en el Santísimo Sacramento: no queremos olvidar el grandísimo don que Jesús nos ha hecho al quedarse en ese pedacito de pan.

2. Palabra de Dios

El material de Iuvenes adorantes está basado en el Evangelio de la Misa del domingo. De esta manera, nos alimentamos de la Palabra de Dios al ritmo que nos la propone la Liturgia de la Iglesia. Además, se ofrecen otras citas bíblicas que los jóvenes podemos leer, meditar y contemplar, de manera que se propicie un encuentro especial con la Palabra de Dios al frente de Jesús Eucaristía.

3. Silencio

En Iuvenes adorantes adoramos a Jesús Eucaristía en un ambiente de silencio. Hay una oración vocal breve al inicio, que rezamos todos los asistentes, y un canto inicial y final; el resto del tiempo delante de Jesús Eucaristía lo vivimos en absoluto silencio. Frente a una sociedad ruidosa, los jóvenes de Iuvenes adorantes queremos ser misioneros del silencio, porque este nos ayuda a encontrarnos con Dios y a descubrir los interrogantes que se hallan en lo más profundo de cada uno de nosotros.

4. Comunidad

Nuestra oración personal no debe hacernos olvidar que el Señor también habla a los demás. Por eso, después de la adoración (que tiene una duración aproximada de media hora), los jóvenes nos reunimos para dialogar sobre lo que cada uno ha meditado y orado: así todos participamos de los frutos de la oración de los demás. En cualquier caso, nadie debe ser obligado a participar, porque la oración es íntima y solo debe ser compartida de manera libre.

5. Caridad

Si la oración y la contemplación no nos ayuda a amar más y mejor, entonces es estéril; sobre todo, a amar a Dios, pero también al prójimo. Para vivir la caridad, en Iuvenes adorantes procuramos visitar a personas necesitadas, a quienes se les evangeliza y se les trata con ternura y cariño. Además, al final de cada encuentro se recolecta una limosna, de manera que cada joven puede practicar el desprendimiento y la pobreza de espíritu. Con este dinero se ayuda a personas que tengan necesidades materiales.

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