Judas, inquieto, contemplaba a Jesús. ¿Acaso el Maestro no se daba cuenta de que sus palabras resultaban difíciles de aceptar para la multitud? ¿A qué venía esa insistencia en decir que debían comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre para tener vida? Si seguía con ese discurso, ¡perderían a los nuevos discípulos!

En efecto, muchos de los nuevos seguidores de Jesús se habían escandalizado. Decían: «Su modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Jesús, sabiendo que lo criticaban, les preguntó: «¿Os escandaliza que haya dicho que quien me come vivirá por mí?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen. Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
La decepción se apoderó del corazón de varios de los discípulos; también del de Judas. Si hasta ahora habían seguido a Jesús, no era precisamente por intereses espirituales. Por eso, si el Maestro no estaba dispuesto a ser el tipo de líder que ellos querían que fuera, lo mejor era abandonarlo.
Desde entonces, muchos discípulos de Jesús se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Jesús, dolido por la falta de fe, dirigió su mirada a los apóstoles que Él mismo había llamado. Cuando sus ojos se cruzaron con los de Judas, les preguntó: «¿También vosotros queréis marcharos?». Judas desvió su mirada hacia el suelo, sin decir nada. Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Lecturas del XXI Domingo del Tiempo Ordinario
Primera lectura | Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b |
Salmo | Salmo 34 (33) |
Segunda lectura | Efesios 5, 21-32 |
Evangelio | Juan 6, 60-69 |
PREGUNTAS PARA MEDITAR Y ORAR
1. ¿Cuál es mi actitud ante las enseñanzas de Jesús y del Magisterio de la Iglesia?
2. ¿Me he dejado llevar por la mundanidad espiritual? (Lee lo que dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium, nn. 93-97)
3. ¿Dedico tiempo a la oración, a estar a solas con Jesús?
Señor a donde voy a ir si tú tienes palabras de vida eterna. Aunque me pasen cosas no muy agradables debo perseverar y amarte I seguirte. Dame fortaleza.
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