Algunos fariseos y escribas se fijaron en que algunos discípulos de Jesús comían sin antes lavarse las manos. Enseguida miraron al Maestro de forma inquisitiva. Le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los mayores —que no comían sin antes lavarse las manos, restregándolas bien— y comen el pan con las manos impuras?».

Los discípulos dejaron de comer al instante. Jesús les hizo una señal, dándoles a entender que no se preocuparan, y contestó a los fariseos y a los escribas: «Hipócritas: bien profetizó Isaías de vosotros: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Por aferraros a tradiciones humanas dejáis de lado el mandamiento de Dios».
Entonces llamó Jesús a la gente y les dijo en frente de los fariseos y escribas: «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
Con estas palabras, el Maestro les daba a entender a todos que no debían vivir de las apariencias. Lo que define al hombre realmente es lo que anida en su interior: importa más actuar de cara a Dios que de cara a los hombres. Por eso, la limpieza que realmente importa no es la exterior; los bienaventurados que verán a Dios son los «limpios de corazón».
LECTURAS DEL XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera lectura | Deuteronomio 4, 1-2. 6-8 |
Salmo | Salmo 15 (14) |
Segunda lectura | Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27 |
Evangelio | Marcos 7, 1-8a. 14-15. 21-23 |
PREGUNTAS PARA MEDITAR Y ORAR
1. ¿Qué tan pendiente estoy de cómo quedo ante los demás? ¿Doy una imagen —por ejemplo, en redes sociales— que no se corresponde con lo que realmente soy o pienso?
2. ¿Le pido a Dios y lucho por tener un corazón puro?
3. ¿De cuál de las maldades que menciona Jesús —los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad— debo pedirle perdón?
Señor enseñame el a amarte sin medida
Para ser digna de tu reino
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