Desde que lo pronunció por primera vez en la casa de su pariente Isabel, el Magníficat no dejó de resonar en el corazón de María. Algunos de sus fragmentos hallaron perfecta repercusión en los acontecimientos posteriores de su vida: su espíritu se había alegrado en Dios al nacer el Niño Jesús; durante la vida pública del Señor, había contemplado las proezas obradas por su brazo —desde las curaciones milagrosas y los exorcismos hasta los más mínimos detalles de caridad—; y, en el Calvario, había experimentado el modo como Dios derriba a los soberbios y enaltece a los humildes.

Jesucristo, que quiso que su Madre fuera compañera de sus gozos, luces y dolores, quiso también que Ella lo acompañara en la gloria. Por eso, determinó que María, en el momento de su tránsito de este mundo, no conociera la corrupción del sepulcro, sino que, en cuerpo y alma, fuera asunta al Cielo, para gozar de la Santísima Trinidad.
Y allí, ya en el Cielo, el corazón glorificado de María estalló de jubilo en un nuevo Magníficat. Nuevo, no por el contenido, sino porque sus palabras eran ahora pronunciadas en la eternidad divina. Y así, todo aquel que las reza ahora en la tierra fortalece su esperanza en el Cielo, con la certeza de que, después del atardecer de la vida, la oscuridad de la muerte no tiene la última palabra. Los siervos del Señor, que confiaron en su misericordia, amanecerán al Día definitivo y sin ocaso para alabar la grandeza de Dios por siempre.
LECTURAS DE la solemnidad de la asunción de la virgen maría
Primera lectura | Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab |
Salmo | Salmo 45 (44) |
Segunda lectura | 1 Corintios 15, 20-27a |
Evangelio | Lucas 1, 39-56 |
PREGUNTAS PARA MEDITAR Y ORAR
1. ¿Qué implica que María subiera en cuerpo y alma a los cielos? (Lee Catecismo de la Iglesia Católica, n. 966)
2. ¿Rezo el Santo Rosario? ¿Le pido a la Virgen que me ayude a conocer y a amar más a su Hijo?
3. ¿Conozco lo que enseña la Iglesia acerca de la resurrección de los muertos?