Había llovido a cántaros. Las callejuelas de Jerusalén estaban llenas de barro. Las sandalias y los pies de Jesús se habían ensuciado mucho; por eso, al llegar al Templo, pidió agua para limpiarse. Jesús temblaba: era invierno y el agua helada le provocaba escalofríos.

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Al terminar de lavarse, Jesús se secó los pies, se frotó las manos y comenzó a caminar por el Templo. Por aquellos días los judíos celebraban la Fiesta de la Dedicación: en ella recordaban que casi doscientos años atrás un tal Judas Macabeo había purificado el Templo (1 Macabeos 4, 36-59), después de haber sido profanado y devastado por los paganos, liderados por el rey Antíoco IV. Jesús meditaba sobre la historia sagrada y oraba para que la casa de su Padre siempre fuera casa de oración. También pedía por la pureza de espíritu de sus discípulos y de todos los hombres.

Mis ovejas escuchan mi voz

De repente, algunos judíos interrumpieron el paso de Jesús y le preguntaron: «Si tú eres el Mesías, dínoslo con claridad». Él les respondió: «Ya se los dije y no me creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre dan testimonio de quién soy. Pero ustedes no me creen. Ustedes no son de mis ovejas, porque mis ovejas sí escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. A ellas Yo les doy vida eterna, no perecerán para siempre y nadie me las quitará. Mi Padre me las dio y nadie puede quitárselas a Él. Yo y el Padre somos uno».

Jesús es el Buen Pastor. Solo Él es capaz de cuidar las ovejas con total seguridad y solo Él es capaz de darles vida en abundancia, porque Él es Dios: «Yo y el Padre somos uno». Dios —no el ser humano, mucho menos las cosas materiales— es el único que conoce lo más íntimo de cada hombre y de cada mujer, y solo Él puede dar respuesta a sus inquietudes, sólo Él puede satisfacer sus mayores necesidades.

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas

Pero además Jesús es el Buen Pastor porque Él es Dios hecho hombre: no abandona a sus ovejas, sino que las acompaña siempre. Él quiso pasar frío, ensuciarse, ¡morir!, como cualquier hombre, por salvar al ser humano: no tuvo asco de nada. ¡El Buen Pastor da la vida por sus ovejas!

Las ovejas de Jesús escuchan su voz, Él las conoce y ellas lo siguen. No le huyas al Buen Pastor: oye sus enseñanzas, ábrele tu corazón al rezar, muéstrale quién eres y síguelo con alegría y confianza.

texto bíblico base

Juan 10, 22-30 (leer).

textos bíblicos de apoyo

Antiguo Testamento

Salmo 23 (22) (leer).

Salmo 100 (99), 3 (leer).

Isaías 40, 11 (leer).

Ezequiel 34, 11-31 (leer).

Nuevo Testamento

Juan 10, 1-16 (leer).

Apocalipsis 7, 17 (leer).

Preguntas para meditar, reflexionar y orar
  1. ¿Quién me pastorea? ¿Jesucristo? ¿Un ser humano? ¿Mi egoísmo?
  2. ¿Oigo la voz del Buen Pastor? ¿Con qué frecuencia leo el Evangelio? ¿Rezo?
  3. ¿Me nutro con el alimento que da el Buen Pastor: la Eucaristía?

3 comentarios en “Y a ti, ¿quién te pastorea?

  1. El Señor es mi pastor
    Y no quiere que desvíe mi vida
    El es la verdad y me guía por el camino que Me conduce a El
    Señor que siempre escuche tu voz para seguirte
    Con amor
    Y vivir reflejando tu presencia en mi vida todos los dias ya que Tu día a día me regalas un mensaje en tu palabra
    Te pido que nunca falte en nuestra comunidad el Pastor que nos guía y nos ayuda a crecer en tu amor

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  2. Tantas veces nos sentimos como esas ovejas perdidas sin un pastor que las guie en el camino correcto, Dios nos invita a que debemos ser obedientes a escuchar las enseñanzas del Buen Pastor,, iniciando por ser en casa esos buenos pastores para nuestros hijos, sobrinos y por tanto tambien ser buenas ovejas.
    Un ejercicio que se debe hacer es seguir con la lectura del evangelio diario, darle gracias a Dios diariamente con oraciones por todo lo que nos regala que es mas de lo que a veces merecemos.
    Asisto con frecuencia a la Iglesia. Debemos hacernos esa pregunta no es suficiente con solo dedicarla una hora los domingos, debemos procurar dedicarle mas tiempo a Dios.

    ESTAS DISPUESTA A DAR LA VIDA POR TUS OVEJAS. CUIDAS DE ELLAS COMO EL BUEN PASTOR CUIDA A SU REBAÑO.

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  3. En la misión de evangelizar, en ocasiones podemos caer en la trampa de la vanidad y creer que el resultado se dará por nuestros esfuerzos. Debemos siempre reconocer y recordar que el servidor nunca será más que su señor y que solo Jesús es nuestro Buen Pastor capaz de cuidar las ovejas con total seguridad y solo Él es capaz de darles vida en abundancia. Lo que nos queda es entregar a El nuestro servicio, ofrecerle nuestros 5 panes para que El haga su obra. Oración constante para pedir al señor que sea El quien cuide y toque los corazones de las ovejitas que nos ha entregado, ya sean nuestros hijos, familiares, amigos o comunidad. Señor no permitas que nos alejemos nunca de ti, que siempre escuchemos y sigamos tu voz.

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