Ana entró en la casa de su amiga Lourdes. Se encontró, justo enfrente, con una pared de la que colgaba un cuadro de la Virgen de Guadalupe y, al lado, un crucifijo de madera hermosísimo. Entonces preguntó a su amiga: «Tu familia es muy católica, ¿verdad?». «Espera y te muestro», le contestó Lourdes. «¿Qué me vas a mostrar? Ya con el cuadro y la cruz me basta para saberlo». «Eso no basta», replicó seriamente Lourdes.
Entraron en una habitación. El hermanito de Lourdes, de siete años, estaba sentado junto a la cama en la que yacía su abuelito enfermo. El niño le leía su libro de cuentos infantiles y le cantaba: el ancianito se reía con él, aunque de vez en cuando se dibujaba en su rostro una expresión de dolor.
Lourdes le dijo a Ana: «Desde que le diagnosticaron el cáncer a mi abuelo, no ha habido día en que mi hermano no venga y trate de alegrarlo con su visita. Al final, los dos rezan un Avemaría por la salud de ambos y mi hermanito promete que hará sus tareas. Yo creo que mi hermanito sí es un buen católico».
Como yo los he amado, ámense ustedes entre sí
En la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: «Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Como yo los he amado, ámense ustedes entre sí. La señal por la que reconocerán que son mis discípulos será el amor que tengan los unos por los otros». Lo que realmente identifica a un discípulo de Jesucristo no es que lleve una cruz en el cuello o que se vista con una camiseta de la Virgen. Por supuesto, eso no está mal: ¡que bello es no avergonzarse de mostrar aquello en lo que uno cree! Pero eso no puede sustituir la auténtica señal de los cristianos: amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
Para ser cristiano hace falta amar como Jesús ama. Toda su vida es un ejemplo de ese amor. Por eso, si leemos los Evangelios con atención, aprenderemos cómo ama Jesús y con su gracia iremos asumiendo ese amor en todo nuestro ser y obrar.
Sé otro Jesús, sé otro Cristo
Jesús amaba al visitar y curar a los enfermos de cuerpo y alma; amaba al enseñar a los que desconocían a su Padre Dios; amaba al perdonar a quienes lo habían crucificado y entregado a la muerte; nos amó al entregarnos a su Madre por madre nuestra; nos amó al dar su vida para nuestra salvación; nos ama porque siempre está dispuesto a darnos vida en abundancia.
Jesús cuidó y curó, enseñó, perdonó, fue generoso, se sacrificó y dio su vida. Así amó a sus discípulos, así nos ama. ¿Quieres ser cristiano? Sé otro Jesús, sé otro Cristo.
Texto bíblico base
Juan 13, 31-35 (leer).
Textos bíblicos de apoyo
Nuevo Testamento
Marcos 6, 30-34 (leer).
Lucas 4, 40-41 (leer).
Lucas 23, 34 (leer).
Juan 10, 10 (leer).
Juan 15, 13 (leer).
Juan 19, 26-27 (leer).
Preguntas para meditar, reflexionar y orar
- ¿Me doy cuenta de que ser católico no es solo cuestión de nombre o apariencia?
- ¿Contemplo a Jesús para aprender a amar como Él? ¿Leo los Evangelios?
- ¿Amo a mi prójimo? ¿Soy servicial, amable, perdono, enseño, soy generoso?
Jesús nos invita a amar como él nos amó. Este no es un amor romántico, como el que se aprecia en las artes, es un amor que trasciende. El amor al que nos invita Jesús con su ejemplo, es el del servicio; nos llama a ser compasivos, a enseñar la buena nueva a través del Evangelio, a ser sanación para los demás, es un amor que nos llama al perdón. El amor de Jesús es un amor de entrega, y con su ejemplo, nos invita a ser desprendidos hasta el punto de dar nuestra propia vida por los demás. Es un amor que nos promete vida en abundancia y que también nos invita a recibir a María, su madre, como madre nuestra.
Me gustaMe gusta
Hermosa la invitación de Jesús en este pasaje
Amarnos como El nos ama
Y cómo nos cuesta amar al hermano
Amar
Sin medida al otro es amar con el corazón
Cómo Dios nos ama en todo momento
Este amor que nos lleva a olvidar el mal que recibimos a no guardar tristezas desengaños es un amor comprometido con nuestro Señor
En todo momento sin mirar a quien
Dispuestos a compartir su presencia en nuestras vidas regalando amor paz y perdón
Un amor inmenso dispuesto a perdonar y olvidar ofreciendo nuTra mano a quien nos necesite
Me gustaMe gusta
Que hermoso texto…. Me quedo con esta frase, que en mi opinión resume bastante bien la clave de ser cristiano: “ Jesús cuidó y curó, enseñó, perdonó, fue generoso, se sacrificó y dio su vida. Así amó a sus discípulos, así nos ama. ¿Quieres ser cristiano? Sé otro Jesús, sé otro Cristo.” Que hermoso… pero que difícil… Ahora que estamos en la moda de los retos, que tal si nos colocamos este reto diario y al final del día hacer nuestra reflexión para entender cómo pudimos amar más, cuidar más, cómo pudimos ser más generosos, enseñar más, perdonar más, que podemos hacer diferente para acercarnos más a Jesús.
Me gustaMe gusta