¿Videntes o creyentes?

incredulidad-santo-tomas

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor… Hasta entonces, los discípulos no habían creído en lo que le habían dicho las mujeres: que Jesús había resucitado. Pero ahora, después de verlo, no podían dudar; allí estaban los signos inequívocos de que era Él: las manos agujereadas y el costado abierto por la lanza.

Leer Más

Dídimo

Las mujeres irrumpieron en la habitación donde se escondían los apóstoles: «¡La paz sea con vosotros! ¡Alegraos: el Señor ha resucitado!». Tras el sobresalto, Tomás, uno de los apóstoles, viendo que ninguno se pronunciaba, dijo a las mujeres: «No, no, no… El dolor os hace ver alucinaciones». Leer Más

Amor de pescador

pesca-milagrosa-james-tissot

«Me voy a pescar». Simón Pedro habló con decisión. Desde muy joven, había sido pescador y ahora, después de la Resurrección de Jesús, no encontraba motivos para dejar la pesca. Los discípulos que estaban con él —Tomás, Natanael, Santiago y su hermano Juan, y dos más— le dijeron: «Nosotros vamos contigo». Leer Más

El discípulo desconfiado

incredulidad-santo-tomas

Tomás admiraba a su Maestro. Más aún, lo amaba. Cuando en cierta ocasión Jesús dijo a sus discípulos que quería volver a Judea, algunos le reprocharon: «Hace poco te buscaban los judíos para lapidarte, y ¿vas a volver allí?» (Juan 11, 8). Tomás, en cambio, fue valiente y exclamó: «Vayamos también nosotros y muramos con él» (Juan 11, 16). ¿No es gran signo de amor no abandonar a su Maestro y querer morir con Él? Leer Más