José nunca había visto a María con ese semblante. En sus ojos se contemplaba el dolor, lloraba de angustia y sus labios le temblaban por la desesperación. José no sabía qué hacer: dirigía muchas miradas al Cielo. «¡Qué aparezca el niño!», rezaba. Jesús se había perdido hacía tres días. Leer Más
Amor humano, amor divino
