La generosidad de Jesús

multiplicacion-de-los-panes-giovanni-lanfranco

El día había sido agotador para los doce apóstoles. Jesús no paraba. En la mañana se había dedicado a curar a algunos enfermos que le habían presentado: con cada uno se tomaba el tiempo que le parecía necesario, los escuchaba y los invitaba a llevar una vida de cara a Dios. Después del medio día, el Maestro había comenzado a hablar sobre el Reino de Dios a una muchedumbre que se había reunido en torno a Él: eran más de cinco mil personas. El sol ya empezaba a esconderse y Jesús seguía predicando.

Leer Más

¡Necesitamos el desierto!

desierto

Jesús acaba de ser bautizado. Al salir del agua, el Espíritu Santo baja sobre Él en forma de paloma y se oye la voz del Padre: «Tú eres mi Hijo, el Amado. En ti me he complacido». Es la presentación perfecta para empezar su vida pública: ¿Quién no escuchará y creerá a quien Dios llama su Hijo amado? Sin embargo, el Espíritu no lo lleva a ninguna plaza para predicar. Lo empuja, en cambio, al desierto. Leer Más