La fama creciente de Juan el Bautista había ocasionado que toda clase de personas lo quisieran conocer. No pocos se preguntaban si aquel hombre, vestido con piel de camello, sería el Mesías tan esperado. Algunos le pedían consejo y él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Centro de atención
