Uno de los títulos con que los cristianos nos referimos a Jesucristo es el de «Maestro». Ya desde las páginas del Evangelio encontramos a personas que lo llamaban así: «Rabbí, Maestro mío». No era algo extraño; en Israel había varios «maestros», cuyos seguidores recibían un nombre no menos familiar para nosotros: discípulos.
Discípulos
