Celoso

Captura de Jesús (Hofmann)

Simón escuchaba atento el discurso de Jesús. Lo acompañaban algunos amigos que, como él, eran zelotes, celosos cumplidores de la Ley del Señor. Ninguno de ellos estaba de acuerdo con que Judea estuviese dominada por los romanos, e incluso varios se mostraban a favor de levantarse en armas para expulsarlos: las costumbres romanas eran una amenaza para vivir a plenitud lo que el Señor pedía en la Torá. Leer Más

Sal y luz

Mar y sol

Los discípulos escuchaban impresionados a Jesús. El Maestro, sentado en la ladera del monte, acababa de pronunciar unas sentencias sorprendentes: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados… Alégrense cuando los persigan, porque su recompensa será grande en los Cielos». ¿Qué clase de enseñanza era esta? ¿Cómo era posible que les exhortara a regocijarse cuando sufrieran persecución por su nombre? ¿Qué esperaba el rabí Jesús de ellos? Leer Más

El loco de la plaza

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El sacerdote observaba desde la ventana de la casa cural la plaza del pueblo. Estaba casi vacía. ¿A quién podría ocurrírsele, con el sol del medio día, sentarse en una de las bancas de la plaza? ¿Quién podría soportar tanto calor? Pues allí estaba Franky, con su gorra puesta, hablándole al vacío. «Loco tenía que ser», pensó el cura. Leer Más

La señal auténtica

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Ana entró en la casa de su amiga Lourdes. Se encontró, justo enfrente, con una pared de la que colgaba un cuadro de la Virgen de Guadalupe y, al lado, un crucifijo de madera hermosísimo. Entonces preguntó a su amiga: «Tu familia es muy católica, ¿verdad?». «Espera y te muestro», le contestó Lourdes. «¿Qué me vas a mostrar? Ya con el cuadro y la cruz me basta para saberlo». «Eso no basta», replicó seriamente Lourdes. Leer Más