En el último día, el más solemne de la fiesta, estaba allí Jesús y clamó:
Si alguno tiene sed, venga a mí; y beba quien cree en mí. Como dice la Escritura, de sus entrañas brotarán ríos de agua viva.
Se refirió con esto al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, ya que Jesús aún no había sido glorificado.

Fragmento de: Universidad de Navarra. “Sagrada Biblia”. iBooks.