Por aquel entonces toda la tierra hablaba una sola lengua y con las mismas palabras. Al desplazarse desde oriente encontraron una vega en el país de Sinar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros:
—¡Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego!
De esta forma, los ladrillos les servían de piedras y el asfalto de argamasa.
Luego dijeron:
—¡Vamos a edificarnos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo! Así nos haremos famosos, para no dispersarnos por toda la faz de la tierra.
Bajó el Señor a ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban edificando; y dijo el Señor:
—Forman un solo pueblo, con una misma lengua para todos, y esto es sólo el comienzo de su obra; ahora no les será imposible nada de lo que intenten hacer. ¡Bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros!
De esta manera, desde allí el Señor los dispersó por toda la faz de la tierra, y dejaron de construir la ciudad. Por eso se la denominó Babel, porque allí el Señor confundió la lengua de toda la tierra, y desde allí el Señor los dispersó por toda la faz de la tierra.”

Fragmento de: Universidad de Navarra. “Sagrada Biblia”. iBooks.