En el Sermón de la Montaña, Jesús nos exhorta: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5, 48). Es un eco de aquellas palabras que Dios pidió a Moisés que dijera a los israelitas: «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”» (Levítico 19, 2).
Santidad es caridad
