El gentío, alrededor de Jesús, escuchaba atentamente su instrucción. Él les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
El óbolo de la viuda, João Zeferino Da Costa, 1876 (Museu Nacional de Belas Artes, Río de Janeiro)
Reverencias, asientos de honor, primeros puestos… El Señor arremete contra la ambición vanidosa de los escribas. Jesús denuncia la actitud de quienes desean ser reconocidos como superiores a los demás. Con su ejemplo, en cambio, el Maestro indica un camino muy diferente: abrazar la sencillez y huir de la ostentosidad.
El Señor alaba a quienes siguen este sendero. Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante… Jesucristo se daba cuenta de la cantidad que depositaba cada uno, pero ¿le importaba realmente cuánto echaban?
Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir». El Maestro enseña a sus discípulos cuáles son los criterios de Dios: ¿La cantidad? Quizá solo eso ayude a consolidar la propia soberbia. El Señor se fija en el desprendimiento de corazón, en la pobreza de espíritu. Él guarda al que se abandona en Su Providencia y se desinteresa de los aplausos de los hombres.
LECTURAS DEL XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera lectura | 1 Reyes 17, 10-16 |
Salmo | Salmo 146 (145) |
Segunda lectura | Hebreos 9, 24-28 |
Evangelio | Marcos 12, 38-44 |
PREGUNTAS PARA MEDITAR Y ORAR
1. ¿Me siento tentado por la fama y el reconocimiento social? ¿Mendigo el afecto de los demás?
2. ¿Juzgo las situaciones solo por el criterio de la «cantidad»? ¿Me preocupo excesivamente por los «números» de mis redes sociales?
3. ¿Soy sencillo en mi hablar, en mi vestir, en mis proyectos? ¿He leído lo que dice el Papa Francisco sobre la pobreza en Evangelii Gaudium (nn. 197-201, leer)?
Amado Dios quiero darte lo mejor de mí por favor ayúdame.
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