Pedro se sentía orgulloso. Notaba que las enseñanzas de Jesús iban dejando huella en su corazón. En concreto, percibía que él —que a veces era tan impulsivo— ya no saltaba a la primera cuando alguien lo ofendía, sino que sabía mantener la calma e incluso perdonar.

La parábola del perdón, James Eckford Lauder (Walker Art Gallery)

Pedro se acercó entonces a Jesús y le formuló una pregunta de tal forma que el Maestro se diera cuenta de que había aprendido la lección del perdón. «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Perdona no hasta siete, sino hasta setenta veces siete

Jesús miró a Pedro. Sabía que no había dicho «siete» por casualidad. Para los judíos como ellos, siete significaba plenitud y perfección. Sin embargo, el Maestro quiso ampliar el horizonte mental del discípulo, para que comprendiera el valor infinito del perdón que Dios otorga a los hombres. Le contestó: «Pedro, no te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».

Y, dirigiéndose a todos los discípulos, les dijo la siguiente parábola: «Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía una enorme cantidad: diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.

Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste

»Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios; nada en comparación a la deuda que le acababan de perdonar. Agarrándolo —Jesús puso las manos en círculo como si ahogara a alguien—, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

»Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tener tú también compasión de un compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

»Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Dios os perdona todo y siempre; no pongáis, pues, medida al perdonar a vuestros hermanos».

Texto del Evangelio

Mateo 18, 21-36 (leer).

Lecturas de la Misa del Domingo

Eclesiástico (Sirácida) 27, 33 – 28, 9 (leer).

Salmo 103 (102), 1-4. 8-12 (leer).

Romanos 14, 7-9 (leer).

Otras citas bíblicas para meditar

Efesios 4, 32 (leer).

Miqueas 7, 18 (leer).

Salmo 32 (31), 5 (leer).

Preguntas para orar

1. ¿De qué manera me han ayudado a mejorar las enseñanzas de Jesús?

2. ¿Con qué frecuencia pido perdón al Señor en la Confesión?

3. ¿Me resisto a perdonar a alguien? ¿Le pongo medida a mi perdón?

Un comentario en “La medida del perdón

  1. Una vez más Dios me habla pa seguir haciendo mí examen de conciencia y buscar siempre un vivir con la mirada puesta en el. Perdonar a mis hermanos con el perdón de Jesús.

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