Sabios, valientes, de gran corazón. Así son los Padres de la Iglesia. ¿Te suenan de algo? ¿Te han hablado alguna vez de ellos? Pues prepárate: vas a conocer a unos grandes amigos.
Los Padres de la Iglesia son santos de los primeros siglos del cristianismo que, gracias a sus enseñanzas, ayudaron a comprender y vivir mejor la fe en Jesucristo. Algunos conocieron a los apóstoles, como Policarpo; otros murieron mártires, como Ignacio; algunos otros fueron conversos, como Agustín; pero todos, eso sí, sabios, valientes y de gran corazón.
Ayudaron a la Iglesia a dar sus primeros pasos
¿Y por qué se les llama Padres? Dejemos que un experto conteste esta pregunta: «Son de verdad “Padres” de la Iglesia, porque la Iglesia, a través del Evangelio, recibió de ellos la vida. Y son también sus constructores, ya que por ellos —sobre el único fundamento puesto por los Apóstoles, es decir, sobre Cristo— fue edificada la Iglesia de Dios en sus estructuras primordiales» (San Juan Pablo II).
En otras palabras: los Padres ayudaron a la Iglesia a dar sus primeros pasos, como un buen papá o una buena mamá hace con su niño pequeño. Y hoy, después de dos mil años, la Iglesia ya camina… ¡pero no olvida a sus Padres! Ahora, acude a ellos para pedirles consejo, para aprender de su experiencia, para llenarse de sabiduría, valentía y ensanchar su corazón.
Quien encuentra un amigo halla un tesoro
Los Iuvenes adorantes queremos hacernos muy amigos de los Padres de la Iglesia y deseamos que también tú lo seas. Por eso, cada semana, te compartiremos —a través de nuestras redes— alguna de sus enseñanzas, sobre todo a partir del Evangelio de cada domingo.
«Un amigo fiel es protección poderosa, quien lo encuentra halla un tesoro» (Sirácida 6, 14). Eso son los Padres, un tesoro, unos grandes y fieles amigos: sabios, valientes y de gran corazón.
Iuvenes adorantes 