Cuentan que San Juan de la Cruz celebraba muchas veces la Eucaristía en honor a la Santísima Trinidad. Una vez alguien se atrevió a preguntarle por qué. Juan respondió con un toque de humor: «Porque es el santo al que más le tengo devoción».
La Santísima Trinidad es el misterio central del cristianismo. Hablar de la Santísima Trinidad no es hablar de un santo cualquiera, ni de una señora llamada Trinidad que fue muy santa; ¡es hablar del mismo Dios! Dios es uno, pero a la vez es una comunidad de Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. No son tres dioses, sino un único Dios; pero este Dios único no es solitario: es comunidad de Amor.
Dios es único, pero no solitario. Es comunidad de Amor
Muchas veces hablamos de Dios, pero ignoramos o no caemos en la cuenta de quién estamos hablando. Nos referimos a Él como un Ser Supremo y Todopoderoso, pero pasamos por alto de que es Trinidad: que Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios no es un Ser cualquiera, sino que es personal, tanto que no es una persona, sino tres.
Ser cristiano significa, sin ninguna duda, ser discípulos de Cristo. Pero no debemos olvidar que Cristo Jesús se mostró a sí mismo como el camino para entrar en la verdad y la vida de la Santísima Trinidad. En varios episodios de la vida de Jesús encontramos manifestaciones de la Trinidad (su Encarnación, su Bautismo, su Transfiguración…), pero no solo eso: Él mismo habló a sus discípulos sobre las tres Divinas Personas, sobre la relaciones de Él —Dios Hijo— con el Padre y con el Espíritu Santo:
«Todo lo que tiene el Padre es mío» (Juan 16, 15); «Todavía tengo muchas cosas por decirles, pero no las pueden soportar ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, Él los llevará a la verdad completa» (Juan 16, 12); «El Espíritu Santo me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará» (Juan 16, 14).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Si la Santísima Trinidad es el misterio central del cristianismo, la plenitud de la vida cristiana implica tener un trato personal e íntimo con cada una de las Personas Divinas. Ante Dios Padre me presento como un hijo pequeño que encuentra fuerzas en Él; el Hijo, hecho hombre, se convierte en el Amigo del alma que me ofrece la salvación; y el Espíritu Santo se vuelve el Motor de mi existencia, que me santifica y me llena de paz y alegría. Tres Personas, pero un solo Dios: lleno de Amor… por ti.
¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo! ¡Gloria a nuestro Dios!
texto bíblico base
Juan 16, 12-15 (leer).
textos bíblicos de apoyo
Antiguo Testamento
Génesis 18, 1-3 (leer). *Con este texto entenderás mejor la imagen de esta meditación*
Nuevo Testamento
Mateo 3, 16-17 (leer).
Mateo 17, 5 (leer).
Mateo 28, 19 (leer).
Lucas 1, 26-37 (leer).
Juan 15, 26 (leer).
Preguntas para meditar, reflexionar y orar
- ¿Trato de manera íntima a cada Persona de la Santísima Trinidad? ¿Cómo oro?
- ¿Sabría decir en qué oraciones de la Misa se menciona a la Santísima Trinidad?
- ¿Pido a la Trinidad el Amor que se tienen entre sí las Tres Personas Divinas?
Cual es la verdad ? Que es lo cierto ? Solo cuando estamos en conexión con nuestro Dios. Una conexión verdadera, que deja nuestra mente en silencio y abrimos nuestro corazón para escuchar el dulce arrullo de nuestro Dios Espíritu Santo, podemos acercarnos un atisbo a todo lo que Dios tiene preparado para nosotros. Cómo buen padre, Dios nos guía, cómo buen amigo y hermano Jesús nos acompaña y el Espíritu Santo nos ilumina. Dejemos a nuestro Dios Trino y Uno actuar sobre nosotros.
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