Hoy es un viernes especial, un viernes con apellido. La última semana de Cuaresma antes de la Semana Santa se conoce como Semana de Pasión y al viernes de esta semana —el anterior al Domingo de Ramos— se le conoce como Viernes de Pasión o Viernes de Dolores. Pero, ¿qué tiene de especial este viernes?
Hasta hace poco, los fieles católicos recordábamos en este día los dolores que la Virgen María sufrió al acompañar a su hijo Jesús durante su Pasión y Muerte.
Aunque ahora se recuerdan el 15 de septiembre en la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, todavía hoy podemos aprovechar este día para pedirle a Nuestra Madre que nos disponga a vivir la Semana Santa con profundidad y devoción. Que sea para nosotros, valga la redundancia, una santa Semana Santa.
Puedes rezar, si deseas, la oración del Stabat Mater, que te dejamos abajo. Es una preciosa oración que nos ayuda a comprender mejor los dolores de María y nos anima a acompañarla a Ella y a su Hijo durante la Semana Santa.
Stabat Mater
La Madre piadosa estaba
junto a la Cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo
en la Cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.
Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su Cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
Iuvenes adorantes 
Reflexionó
Que el Dolor de nuestra Madre celestial no enseñe que no hay amor más grande que el nuestro padre que dio a su hijo único para que nos salváramos del pescado.
Nos invita av vivir esta Semana Santa llenos de amor hacia nuestro hermano y en esta semana sintamos la presencia de Nuestro Señor en todo momento
Que la Pasión muerte y Resurrección de Jesús viva y permanezca en nuestra vida
Para una conversión de corazón
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Solo el corazón de una madre… siente el dolor de su hijo como una espada transpasando su propio corazón… Madre María, Madre Nuestra, que tus dolores nos conmuevan a ver y a entender en la aflicción de tu hijo y en la pesada cruz que cargo, cuánto amor tuvo por nosotros. Que tu dolor nos invite a vivir una verdadera conversión. Que tu ejemplo nos permita entender que la voluntad De Dios no siempre es la voluntad nuestra, o lo que creemos merecer. Que entendamos que en el camino al cielo encontraremos espinas y dolores que parecieran desgarrarnos el corazón. Pero que al entregarnos con confianza al Padre lograremos llegar al camino de la Resurrección y al camino de La Luz.
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Madre mía que tu presencia este a mi lado
Para que me acompañes en este itinerario de la Sema Santa, pero sobretodo valorar todo lo que hizo tu hijo por el perdón de mis pecados.
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