Por eso os declaro que nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: «¡Anatema Jesús!», y nadie puede decir: «¡Señor Jesús!», sino por el Espíritu Santo.
Hay, sí, diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo; y diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; y diversidad de acciones, pero Dios es el mismo, que obra todo en todos. A cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para provecho común: 8a uno se le concede por el Espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a uno fe en el mismo Espíritu, a otro don de curaciones en el único Espíritu; a uno poder de obrar milagros, a otro profecía, a otro discernimiento de espíritus; a uno diversidad de lenguas, a otro interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las realiza el mismo y único Espíritu, que las distribuye a cada uno según quiere.

Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aun siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque todos nosotros, tanto judíos como griegos, tanto siervos como libres, fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. 

Fragmento de: Universidad de Navarra. “Sagrada Biblia”. iBooks.